miércoles, 24 de octubre de 2007

Obnubilada claridad de algo más allá

Cuando uno está sentado al borde de la ventana y todavía es de noche los segundos pasan con cada soplo del viento y las manecillas del reloj se mueven con las nubes que van migrando lentamente seguramente a algún lugar lejos de aquí .Todo está tranquilo que no se escucha más que un respiro preocupado en la oscuridad del desvelo. A veces me pregunto qué tanta inmensidad será la inmensidad y entonces me doy cuenta que yo tan solo soy una pequeña porción dentro de una esfera muy grande. Parece que es el efecto de toda una sensación de sentir que mi camino está marcado por el lado de allá y no el de acá, que solo estoy aquí de paso. Si todos fuéramos estrellas probablemente estaríamos igual de pequeños en un inmenso manto de nunca acabar. ¿Allá? tal vez todo es tan grande y no soy yo la que es pequeña sino todo, y estoy terminando por confundirme en la inmensidad de algo que yo hice inmenso y nunca lo fue. Es esa nostalgia nocturna que me agobia antes de ir a dormir porque es la angustia única de abrir la ventana y sentir y escribir para ver qué es lo que encuentro al fin. Tal vez mañana abra un portal para escapar a un mundo donde no sea todo tan igual y sea más particular y la inmensidad ya no sea monumental. Y todo lo que un día planeé sea de verdad, por eso no pondré punto final

  • Dibujo de algún día con algún lápiz y papel.
  • El monte tornasol

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