domingo, 12 de julio de 2009

bajo sábanas



Era la 1:oo de la tarde en punto. Ni un minuto más ni un minuto menos. La aguja del relojero marca agudamente la hora y el silencio en la habitación es esa misma aguja: una daga hiriente que punza en la espalda, como un secreto que no debe pronunciarse. Tú casi nunca lloras...yo... lloro tanto que ya ni piensas que es verdad. Hemos partido la cama en dos. Tus brazos fuertes sostienen el resto de tu cuerpo abandonado bocarriba; mis piernas parecen pisar el mío: tendido y bocabajo. Tan solitarios los dos en un mismo abrazo...hemos dejado de ser lo de antes porque yo casi y te recuerdo. Soy prácticamente una extraña aferrada a un tronco seco que existe menos un poco más cuando lo toco. Tú casi nunca lloras, por lo menos no delante de mí; yo lloro tanto que ya ni piensas que es verdad.

Como una cruz mi cuerpo extendido ha trazado su tumba. De mí se desprende un relieve pálido y le grito: entiérrame en esta cama como si fuera la tierra y no me dejes salir más, porque no quiero seguir aprendiendo, ni conocer más lo que es llorar. Esa diáfana sombra no hace más que mirar.

sábado, 4 de julio de 2009

Burbujas



Tienes sed.
saco un vaso.

la gaseosa ha explotado
y yo también

estamos cansados
xansados y efervescentes.

tú avanzas
y me tocas
y me miras con ojos de sal.
yo retrocedo
y no puedo pensar
voy a salir a comprar
ya regreso,
no hay nada que tomar.
yo también tengo ojos salados.
y tu vaso no me deja de mirar.