jueves, 14 de agosto de 2008

Raíces incorporadas.





Tu cáriz detrás de la reja me hizo llorar, y lo digo porque se me parte el corazón cada vez que partes con las horas y te vas. Si bien yo soy una porción de ti, y llega el tiempo y se tiene que crecer, el cariño que te has de merecer ya no te lo doy bien. Sonrisa a sonrisa y gesto por tiempo tú me enseñaste a sonreír y me diste siempre a elegir lo mejor para mí, y yo siempre te elegí a ti. Y lloro porque cuando tú te marchas se me nubla el día y oscurece más temprano para mí, y no me gusta dejar ir tu espíritu al poner la llave, ni ver en el vidrio de tus ojos cómo se asoman las lágrimas por separarnos. Tú caminas la vereda y yo camino en el túnel y me quiebro al llegar al pórtico. Y te extraño en cada silencio de las habitaciones vacías y no hago más que ponerle play a tu imagen una vez más en mi cabeza. Mis juegos de muñeca y mis escritos de hoy se los debo a tus arrullos nocturnos y tus cuentos de insomnio y de terror a la oscuridad a tus risas inesperadas , a los desbordes de tu imaginación y las pequeñas cosas que me enseñaste a querer como un beso de buenos días, darle pan a las hormigas y a saber agradecer; y en cierta forma nuestras noches de soledad, esperando a que suene la puerta y se caliente la cama, nos hicieron más internas porque yo soy lo que ves por esa verdad innegable de darme tu cariño y jamás cambiarme por un cliché. La verdad es que desde que llegué solo fuimos dos, y no necesitamos más, porque tú me enseñaste a hablar y lo más importante: a amar. No te culpes porque nada has hecho mal, y aunque a veces yo suelo protestar por querer mi libertad, en el fondo jamás te podré abandonar porque nos dibujaron en la misma pintura y no voy a reservarme el derecho de guardar tus sueños de papel y no dejarlos escapar como esporas en el viento que se pierden, así, como el aliento. Yo admiro tu estoicismo implacable porque entereza como esa no se venden de a dos por pieza como es que supiste nadar en el charco inmenso de ese temporal que te publicó la vida y que siempre arremete contra tu día, pero me lo dijeron a mí y yo te lo escribo hoy a ti: yo admiro esa fortaleza que hay en ella porque sabe cambiar el temporal, aún cuando se siente mal. Para todos hay premios en esta vida, unos llegan con el paso de las estaciones, pero si nos congeló el invierno, aún queda la primavera y la promesa de que mientras estemos juntas seremos eternas.




Maya.
  • Te quiero mamá.

  • "Exorcisar sentimientos con la escritura
    es la mejor canalización de emociones y tiempo,
    lo juro por mi vida"- Andrea Llinás.

1 comentario:

Andrea Llinás Vahos dijo...

un 6 de diciembre de 2003, dejé mi casa, en colombia, y no pensé estar ahorita acá. ya estoy grande, ya lo sé, pero todo lo que soy ahora, desde la manera de como me amarro los zapatos, hasta la pasión con que lleva cada cosa que hago, y la firme creencia que todo es posible en esta vida, menos obligar a alguien a sentir algo, eso se lo debo a Patricia Vahos. y este jueves, el día de mi santo numero 25, ella también cumple años, no diré cuantos porque odia que digan su edad, pero lo que haz escrito ha hecho en mí revivir esas emociones que me callo, porque esta muy lejos y porque "no hay tiempo para llorar". felicitaciones.