sábado, 9 de febrero de 2008

Mandy en verano- parte I



¡Buenos días Mandy! ¿cómo estás?..Sí, sí, hoy ha salido el sol, no reniegues mucho, esta vez te compré una sombrilla para que puedas pasear sin que te pongas a llorar.


Es verano sí! los tiempos han cambiado, las nubes han migrado, emigrado, inmigrado, el sauce llorón ya tiene hojas verdes y fresquitas, la sábila brota como agua de manantial y las abejas han empezado a trabajar. En el jardín las flores se ponen a cantar, están organizando un festival, Mandy también quiere participar pero el sol la ha de molestar. Yo siempre supe que eras gruñona, te compré un traje de baño hecho de pétalos de amapola y encaje de tulipán con bordados de cebolla y pedrería de semillas de girasol y tu sonrisa fue de satisfacción, pero nunca lo usas cuando hay sol y por qué? ahí estaba la respuesta, bien me lo habían dicho cuando te trajeron:"Ten cuidado, puede ser muy egocéntrica" yo no lo supe hasta que llegó el verano y vino a contarme la cigarra que le habías dicho que no salías al jardín porque el sol quería igualarte en brillo, huh, qué culpa tiene el pobre solecito de expandir su resplandor. Ay Mandy por favor!, yo te dije que tenías que dejar ese rencor, anda ve no seas malcriada y ponte el traje por favor...ya ves que linda se te ve, pero quita esa cara ñiña, lo único que haces es que tus hojas se pongan azules..ya ya si no te estoy regañando, vamos a jugar y rápido!.


Al llegar al jardín estaba contenta, yo sabía que solo era cuestión de convencerla y dando pie a su vanidad se sentía regia. Saludó al sol cordialmente, las flores le hacían ademanes y las abejas se quedaban sorprendidas al ver que su atuendo amarillo con franjas negras ya no era la sensación del bloque. En fin ese fue un bonito día, hablamos y comimos arándanos fresquesitos, Doña Mariquita nos invitó extracto de frambuesa con un poco de limónfresa para despertar la pereza. Y así pasó la tarde hasta que llegó la hora de la despedida del sol, se fue irradiando su amarillo resplandor mientras se ocultaba por el lado opuesto al que despertó y hechando una mirada con gusto se despidió prometiendo volver mañana como siempre con calor. De pronto sentimos gotitas, grandotas y pequeñitas, venían bajando en hojitas y cada una contaba su cantar; miramos hacía atrás, Emilio estaba llorando, no por algo es el sauce llorón, "es que me da mucha pena cuando se va el sol, descuiden, así es mi corazón sensible con el más mínimo dolor", menos mal y antes de que se pusiera oscuro logramos hacer que Emilio se anime entonces nos regaló lluvia tropical y todos pudimos danzar. Cuando hubimos de terminar, Mandy estaba cansada y la fui a acostar y de pronto...¡chícharos calentitos!, empezó a gritar, se puso roja roja como un tomate y las raíces le empezaron a quemar, estaba experimentando su primera insolación. Yo le expliqué que es un recuerdo que suele dejar el sol cuando uno disfruta tanto de su compañía durante todo el día y que sí, suele arder un poco pero así es el cariño del sol. No vale enojarse Mandy, si te insolaste es porque tú quisiste, así que tranquilita que con el aloe de tu prima Vera sanarás pronto y mañana adquirirás un colo muy terroso, verás como te gusta. !Qué linda te ves rojita!, ahora descansa y buenas noches, hasta mañana.


Con el paso de los días, ni bien amanecía el jardín resplandecía, y tras hecharse su perfume de lavanda, Mandy salía a jugar, yo no siempre la podía acompañar, pero desde la ventana la veía revolotear, al pasar la tarde, llegaba más roja que el día anterior pero ya casi ni le importaba y así fue dominando su mal carácter,pero llegó el momento en que ya no podía andar porque sus raíces le empezaron a picar. Es que siempre fue sensible mi gordita, pobrecita. Y por más hawaiian Tropic factor mandragórica que le hechaba, sus raíces no sanaban, pero no le importaba, porque había construído gran amistad con el sol, pero á mí me preocupaba. Por unos días mandy no pudo salir al jardín y conversaba desde la enredadera de la ventana, estaba con las raíces en infusión de menta frappé para refrescarlas y no podía andar por el pasto. Cuando revisamos la farmacopea encontramos la siguiente indicación.


Art.1 medicina medieval véase claúsula 4, al final de la página en letras verdes y moradas. Aplíquese tinta contra la invisibilidad a dicha mandrágora, luego tíñala como repollo en té de moras y para conservarla dele un baño maría en almíbar de ciruela que le dará la tonalidad violácea parecido a la genciana, dejar reposar en frozen con jarabe de tomate eso la protejerá del sol y la irritación.

nota: si la receta anterior no funciona utilice una sombrilla y lentes de sol.


Así que, manos a la obra... preparé el báño de Mandy y siguiendo las intrucciones hicimos un menjunje y mezclas muy extrañas, destapamos frascos aún con telarañas, un par de veces se nos quemó el almíbar y finalmente llegamos a la conclusión de que ahora se veía transparentemente violácea. El cambio era algo radical, digamos que habíanse modificado sus colores naturales pero nada que no fuese temporal, la convencí diciéndole que muchas mandrágoras lo hacían en temporadas de verano y que le acentaba el color, es más ya ni tenía que usar rubor y ahora sí podía salir al sol, los rayos juguetones no la tocaban y ella muy feliz estaba. Y así se pasan los días en el jardín Amarilis entre juegos de mandrágora y yo tomando sol y mirando desde mi almohada tomando piña colada y reposando en la cascada. Ya tendremos más noticias de nuestra adorable enraizada.

No hay comentarios: