lunes, 18 de febrero de 2008

Fragmento



Así como un diluvio, sintió como lo que era semejante sentimiento, era como encontrar puerto seguro, ya no había por qué seguir naufragando. Hasta parecía un espejismo. Hasta parecíamos espejismos; en medio del camino al lado de los saguaros y el viento seco y la sed que angustia sin dejar pensar estaba esperando con la promesa en flor. Era como danzar mientras caen las flores y, elevarse hasta lo eterno en una melodía de arpa sin tener que fingir nada, sin temer caer por no encontrar en donde sostenerse evocándose en cada sonrisa, con cada gesto. Si tan solo hubiera sabido que eso fue la despedida, tal vez hubiese entendido porque en la canción se le iba el alma en melancolía como abandono detrás de esa vasta densidad donde ya no hay encuentro, donde ya no se alcanzan, donde ya no hay suspiro. Tal vez ahora entendería por qué el corazón le reclama ese adiós en los ojos húmedos y la boca huérfana. Ahora. Así haya perdido la razón.



2 comentarios:

María Paula dijo...

Me gusta mucho lo que has escrito, Gusa. No tengo más que decir... es de esas líneas en las que una se puede ver reflejada. Y sientes mil cosas y una sola a la vez, pero no puedes describir qué es lo que está pasando exactamente

Andrea Llinás Vahos dijo...

Yo puedo decir probablemente qué está pasando. Es si te enamoraras del viento, lo sientes, lo hueles, pero se te escapa de las manos.