Toulouse se sienta en el marco de la ventana a oler el mar. Ni siquiera lo conoce pero parece disfrutar. Me acerco. Sí es el mar. Seguramente en otro lado, en la misma ciudad tú también estarás pensando en mí y me alegra; porque así como el mar inunda el puerto, también tú, cuando quieres, inundas mi corazón.
- marea caprichosa.
1 comentario:
q belleza! hace pocos días me pasó lo mismo... y sí, era el mar.
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