sábado, 10 de enero de 2009

Se nos murió el amor.



-Me encanta- me dijiste. y miraste descaradamente la puesta de sol inscrita en mi pupila caramelo, los rayos del sol, esos que a esa hora parecían atravesar mi cuerpo como mil espadas para iluminarme en lo alto del cielo y luego caer con una sensación de vómito purpúreo increíble.-Me ha dicho que quiere verme, ahora- eras tan veraz al abrir la boca que por más que yo hiciera algo no podía retener tu aliento para que devuelvas la saliva que empleaste en pronunciar la verdad de esa tarde. Tus sonrisas del día no fueron las mismas de antes y sin querer dijiste algo que yo ya sabía pero no me atrevía a pronunciar. No te culpo, la verdad es que yo...es que yo...es que yo, no sé qué decirte..por años esperé de ti una sonrisa bienhabida y lo único que encontré fueron tus ausencias cada vez que querías. No me sorprende nada de nadie, nada de ti...

Has bajado la cabeza porque no sabes qué decir, es más, una palabra más podría herirme, muy tarde-Me encanta- no sabes cómo pasó, no te lo explicas nunca.- Es de la universidad, la conocí en mis clases, tiene el pelo dorado y habla bajito y me está esperando- y yo? y yo qué puedo hacer? si te está esperando ve antes de que baje el sol, el mundo ya es más frío contigo aquí a mi lado. Darling, nos hemos hecho tanto daño juntos. A este punto decrépito de tus palabras no sé quién es más descarado... si tú o tus palabras que por veraces lastiman mi pecho con ansias voraces. Ojalá por ese lado ya se haya ocultado el sol, yo volveré a escribir y tú a sonreír, solo recuerda que este tórax ya no es tuyo.














2 comentarios:

María Paula dijo...

Gusa, ese torax es tuyo, tuyo y siempre tuyo. Maravillosa manera de retomar un post anterior. Te quieeeeeero!!!!

Anónimo dijo...

Interesante lo que escribes, creo que me convertiré en tu fan... jajaja!