Como si nada, y aún así todo.
Amapola:
Retrocediendo caí en la cuenta de que dejé de ser aquello que hice crecer en mi ventana tres, y ahora, el traspié es más incierto que lo que vendrá después.
Así son las palabras que emanan de mi corazón, se pierden y me nublan esclareciendo todo en mi interior.
Sin sentido, sin razón ya no hay ni siquiera la menor indicación.
Y vas, corres, guardas la pena, la postergas y la quemas y te ensañas y te aferras; en que un día lo que anidas en las entrañas crecerá aún mejor que lo que hoy extrañas.
Y te engañas...¡cómo te engañas!
al descubrir que por dentro solo hay grandes arañas.
Arañas que tejen telarañas
Telarañas que engañan.
Y que procazmente te reclaman.
Y dejas correr el tiempo como quien abre el agua fría y con él a tus excusas. Coges un chorrito, te las restriegas en la cara y tapas con el agua la realidad de que su inconstancia es clara. Y tratas de olvidar lo malo y reemplazarlo con todo lo bueno que ofrece el día, pero ya no es suficiente, nunca lo es. Y sin mayor aliciente, uno termina demente.
Y te embarga la pena y te asfixia la duda y te come la angustia por no saber lo abstracto de ese corazón. Ese corazón tan fuerte, que hace correr la sangre, que da vida, que mata.
Ese corazón tan verde y tan incierto que no consigo aún, Amapola.
Aura Boreal,
En epifanía.