Toulouse se sienta en el marco de la ventana a oler el mar. Ni siquiera lo conoce pero parece disfrutar. Me acerco. Sí es el mar. Seguramente en otro lado, en la misma ciudad tú también estarás pensando en mí y me alegra; porque así como el mar inunda el puerto, también tú, cuando quieres, inundas mi corazón.
Siempre creo que las cosas empiezan a existir cuando se expresan con palabras; tienen más peso que el hecho mismo. No decir es borrar; es hacer que no ocurrió lo que ocurrió.